Así se encuentra mi pequeño huerto urbano a mediados del mes de septiembre. La mata de calabacín o bubango no para de mostrarnos sus bonitas flores amarillas, y es que las plantas de calabacín, como de calabaza y de pepino, abren sus flores a primeras horas de la mañana para cerrarse rápidamente a medida que avanza el día y el sol calienta.
Destaca la formación del primer fruto de calabacín o bubango. Espero que se desarrolle bien, ya que no es la primera vez que se pierden y caen. Con el tiempo apareció el dichoso oídio y, para acabar con él, he aplicado algo de azufre, un remedio natural contra este tipo de hongo.
Las plantas de pimientos han crecido mucho y están cargadas de frutos. Tengo dos variedades, en especial pimienta palmera. Se han caído bastantes flores y pequeños pimientos, pero muchos han acabado en el plato.
Hace unos meses me regalaron una pequeña rama de hortelana (Mentha spicata) o hierba huerto como se le conoce en ciertas zonas de Canarias. Tras ponerla en el tiesto, la planta creció deprisa y así se encuentra ahora.
Las plantas de pepinos han sido toda una experiencia para mí. Tras sufrir el ataque del oídio (difícil de erradicar), decidí eliminar una de las plantas y dejar solo uno pero sin apenas hojas. Unas semanas más tarde, para sorpresa mía, volvió a rebrotar de hojas, flores y frutos. Logré cosechar seis pepinos y tengo guardado uno para obtener semillas. Junto a la planta de pepino y de calabacín aún conservo unas plantas de judías de mata baja.
Las anteriores cosechas de judías no fueron muy abundantes. Algunas semillas de la mata de judía de enrame quedaron en la tierra, germinando más tarde una de ellas. Justo al lado, aunque aún no han salido, he sembrado zanahorias redondas ideales para el cultivo en macetas. A ver qué ocurre en los próximos días. También he sembrado cilantro y perejil.
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